Uno de mis platos predilectos sin lugar a dudas son las pastas. De éstas, los tallarines (y todas las variedades de cintas habidas y por haber) son uno de los platos que más disfruto, no solo comer, sino también, cocinar. Abrir un paquete de pasta seca o bien fresca es un deleite, sin embargo amasar los tallarines y comer un buen plato de pasta casera recién hecha no tiene precio. Y no es tan complicado prepararlos como alguien pueda imaginar. Las proporciones son muy simples y fáciles de recordar: cada 100 gramos de harina (triple cero) un huevo mediano. Esta cantidad puede representar perfectamente una ración, o sea que para calcular de acuerdo a los comensales con poner un huevo por cada uno saldrá una bandeja lo suficientemente contundente para satisfacer a todos.
sábado, 11 de octubre de 2008
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